El césped parece más verde todavía. El silencio es mayor ahora con las restricciones de ingresos al parque 9 de Julio y eso permite escuchar con mayor nitidez el canto de los pájaros. Al no haber circulación de automóviles, tampoco hay "lavacoches" y la imagen que muestra el paseo es diferente. Suena como una invitación a disfrutar de la naturaleza.
Unos cuantos ciclistas pedalean a la hora de la siesta por las calles internas. Hoy, el parque es un paseo más que nunca. Los bares no tienen clientela; algo por lo que reniegan los empresarios gastronómicos.
En un feriado como hoy, históricamente, el parque suele estar repleto de gente. Sin embargo, la pandemia modificó el escenario natural. Las restricciones a la circulación dentro del paseo lo convirtieron hoy, más que nunca, en el pulmón verde de la capital.
No hay improvisados partidos de fútbol como solían organizarse cuando no había pandemia. Es otro aire el que se respira hoy.
Los bares del parque trabajan normalmente hoy; sin embargo tienen menos clientes. Los que salieron a tomar un café y disfrutar un poco el sol de la tarde pueden sentarse en mesas de hasta tres personas, tal como lo establece el protocolo sanitario.
Disfrutar el silencio de la tarde; sin autos, casi sin gente le da otro sabor al parque. Por momentos, el viento mueve con suavidad la copa de los árboles, mientras los pájaros parecen adueñarse del territorio y el verde se hace tan amplio que parece infinito.